martes, 16 de noviembre de 2010

Se hacen tarjetas de presentación.

Hablando de cosas aleatorias. Como que una está sentada tranquilamente en su trabajo, tras haber derramado con parsimonia refresco sobre la laptop, peleando con un archivo de tarjetas de presentación y las teclas pegajosas ("a" y "s" en particular), cuando escucha a unas viejitas debatirse afuera de la oficina.

Así, una se asoma, con curiosidad un tanto morbosa, y resultan ser la dueña de la oficina, tía del jefe, y su hermana, mamá del jefe, que vinieron en taxi sin previo aviso. Se presentan, aunque conozco de antemano a la  mamá de mi jefe, y entran. Al fin que es su casa.

Yo no entiendo hasta que entran y todo el desorden a mi alrededor, surgido de la noche a la mañana, tiene sentido: son cosas de ellas. Les ayudo a sacarlo todo y ponerlo en el asiento trasero del taxi: unas cubetas, ropa, bolsas de compras con objetos surtidos. Se mueven lentas, y me tratan con condescendencia. No quieren imponerme, molestar... Me hacen sentir como si quien tuviera problemas motrices fuese yo, me matan de ternura.

Terminamos en dos viajecillos y ellas comienzan a dirigirse a la puerta. Me hablan como si me conocieran de toda la vida, y la mamá de mi jefe me regala, porqué no, tres anillos de lo que parece ser plata con piedras varias (creo que una es un ópalo rosa).  Me los pone en mis dedos regordetes con sus manos temblorosas, me planta un besazo en mi cachete y se despiden, no sin antes recordarme que cierre bien todas las puertas para que quede segura.

Vaya forma de imponerle a una la sonrisa del día de hoy.

viernes, 22 de octubre de 2010

Ciber-agradecimientos




Esto del mundo virtual es asombroso. Para todo hay tutoriales...

Si en mis tiempos hubiésemos tenido algo similar, yo creo que dejaba la escuela y me convertía en la mejor intérprete-cinta negra-bailarina-etecé etecé, completamente educada en casa. Olvídense de los engorrosos gastos de transporte, y todo ese tiempo perdido, pues la educación que busca está a un click de distancia.

Qué fácil, ¿no? Pues no, la verdad no. Al final de todo es la voluntad la que prevalece y sinceramente son pocos los iluminados que cuentan con ese tipo de autodisciplina, dentro de los cuales obviamente no estoy yo.

Pero bueno, aún así, quería dar un grito al ciberespacio agradeciéndole todo ese conocimiento que no es mío, que tomé prestado, y gracias al cual he logrado cosas maravillosas… desde aprender a colorear en photoshop hasta la forma correcta de hacer las bolitas de onigiri.

domingo, 3 de octubre de 2010

Dimanche

Se trata invariablemente de lo mismo: empezar. Es, día a día, la decisión por tomar... pero no es hasta el domingo que la enfrentamos cara a cara.

Empezar cualquier cosa: limpiar, cocinar, lavar ropa, escribir una entrada. El turning point es el momento en que rompemos la inercia estática de nuestro día, y, si no se rompe de tajo, afectamos irremediablemente el curso del tiempo... Todo lo que devenga será de una u otra forma parte de un cuadro desajustado; tomará más tiempo, carecerá de la chispa esencial de la pasión momentánea, intrínseca del enfrascamiento perfeccionista del movimiento.

Nos encontraremos, sin duda confundidos, a la 1:27 pm con la pijama puesta, lavando ropa y desayunando dentro de un día que se mueve en los márgenes de nuestra inercia estática, medio rota y medio entera debido a la falta de una acción correctiva en el momento adecuado.

Pero no es que no tenga remedio, por algo existen los lunes.

viernes, 1 de octubre de 2010

Las prisas matutinas

Hoy en la mañana desperté inspirada y con prisa. Mientras me bañaba, me arreglaba y guardaba mis bultos múltiples de canastas y maletas para trabajar y trabajar, pensaba en una cuestión diseñadora de trascendencia. Recuerdo incluso haber pensado en plantearla a mis compañeros diseñadores, pero lo he olvidado. Ni modo.
Más me vale tener pronto una grabadora de mano, porque mi memoria a corto plazo continúa generando universos paralelos en los que realmente no quiero pensar mucho, porque éste es en el que estoy ahora :)

viernes, 24 de septiembre de 2010

Obituarios

Y que se me va el feeling. Es lo que pasa cuando una empieza las cosas y no las termina: es como quedarse sin gasolina a media subida. No sólo no terminas de subir, sino que cuando menos te lo esperas, ya vas de bajada. Por eso decidí adelantarme a mí y escribir algo, lo que sea, aunque ya no tenga un argumento tan sólido como antes, y a dar por inaugurado este blog, .
Sucede que tenía una lista de catch lines para comenzar con esto, ya que me parecía que la ocasión lo ameritaba. Mi reinserción al vicio milenario, o al menos al hábito necesario, de escribir lo que pienso, no merecía menos. Pero como decía, suceden ciertas situaciones... ¿como ponerlo? Imprevistas, como que llega tu jefe y te predica cristiano, y cuando vas volteando ya es irremediable. El feeling muere aplastado por las incontables citas bíblicas, queda enterrado debajo de ramos y ramos de floreadas interpretaciones personales de mi pastor personal, y descansa inerte con toda clase de remordimientos, sin haberse confesado y mucho menos cumplido su propósito en la vida.
Y es así como llegamos al suicidio cuántico y a la partición de universos. ¿Elevado? Para nada. En algún otro universo, mi primera entrada es inspiradoramente adecuada. En el momento que murió el feeling creamos otro universo, como si en vez de cara hubiese sido cruz, y la vida siguió adelante, llevándonos a mi pequeño obituario al feeling. En paz descanse él.