viernes, 24 de septiembre de 2010

Obituarios

Y que se me va el feeling. Es lo que pasa cuando una empieza las cosas y no las termina: es como quedarse sin gasolina a media subida. No sólo no terminas de subir, sino que cuando menos te lo esperas, ya vas de bajada. Por eso decidí adelantarme a mí y escribir algo, lo que sea, aunque ya no tenga un argumento tan sólido como antes, y a dar por inaugurado este blog, .
Sucede que tenía una lista de catch lines para comenzar con esto, ya que me parecía que la ocasión lo ameritaba. Mi reinserción al vicio milenario, o al menos al hábito necesario, de escribir lo que pienso, no merecía menos. Pero como decía, suceden ciertas situaciones... ¿como ponerlo? Imprevistas, como que llega tu jefe y te predica cristiano, y cuando vas volteando ya es irremediable. El feeling muere aplastado por las incontables citas bíblicas, queda enterrado debajo de ramos y ramos de floreadas interpretaciones personales de mi pastor personal, y descansa inerte con toda clase de remordimientos, sin haberse confesado y mucho menos cumplido su propósito en la vida.
Y es así como llegamos al suicidio cuántico y a la partición de universos. ¿Elevado? Para nada. En algún otro universo, mi primera entrada es inspiradoramente adecuada. En el momento que murió el feeling creamos otro universo, como si en vez de cara hubiese sido cruz, y la vida siguió adelante, llevándonos a mi pequeño obituario al feeling. En paz descanse él.

No hay comentarios:

Publicar un comentario